Fotógrafo de la Reina
La Reina Isabel II me ofreció el título de Sir Jorge, Fotógrafo de la Reina de Inglaterra. Al principio me pareció un sueño.
Me contrataron para hacer las fotografías de la Reina Isabel Segunda de Inglaterra aquí en Costa Rica; me ofrecieron una buena suma de libras esterlinas y otorgarme el título de Sir Jorge, fotógrafo de la Reina de Inglaterra, pero no todo salió como se esperaba.
Ella vino con su prima de alguna Casa Real cercana, Lady Katharine, era una mujer alta, larga, blanca como la leche y unos ojos encantadores de color avellana.
Lady Kathe usaba silla de ruedas y desde el primer momento que me vió, empezó a contarme lo mucho que le gustaba la fotografía. Yo le dije que el secreto radica en la práctica, pero siguió hablando y contándome experiencias, así que me ocupe de escuchar con atención su vocecilla chillona.
Resulta que la Reina Isabel quiso hacer las fotografías en la Biblioteca Nacional en San José, pero nos encontramos con dos grandes inconvenientes; primero, increíblemente la biblioteca no tenía rampa para silla de ruedas. Así que la Reina Isabel haciéndome un gesto Real, me encomendó la tarea de subir a Lady Kathe con todo y silla por las interminables escaleras de la biblioteca.
Mientras tanto Kathe me contaba acerca de la colección de cámaras que tenía su padre y lo mucho que le gustaba a ella fotografiar las hojas en otoño; logré subir con Kathe en la silla de ruedas y mi maleta de luces en su regazo. Debo reconocer que las historias de Lady Kathe eran muy interesantes, pero su voz chillona ya me empezaba a aturdir. Sin embargo, lo podría soportar por un título de Sir inglés.
Con otro gesto, de Real enojo, la Reina me ordenó que la ayudara a subir también a ella. Así que bajé rápidamente las gradas y haciendo una reverencia, acompañé a Isabel segunda en su lento recorrido hacia las puertas de la Biblioteca Nacional, escuchando las interminables historias de Lady Kate acerca de las fotos de su gato persa jugando en las hojas de otoño.
Una vez arriba, nos encontramos con el otro impedimento para hacer las fotografías en la Biblioteca Nacional, porque ya no era una biblioteca sino era una Iglesia Evangélica. Asombrado sin poder creerlo, agotado de subir tantas veces las kilométricas gradas de la biblioteca y mareado de escuchar la vocecilla chillona de Lady Kathe, le pregunté al encargado si era posible encontrar un rincón semejante a una biblioteca para hacer las fotografías con su Majestad. Me reprendió afirmando que ya casi comenzaba el culto y que seguro harían bastante escándalo. ¡Avemaría Purísima!
La reina me miró con Real desaprobación y me preguntó en un inglés muy shakespeareano por cierto, si habría algún impedimento en que hiciéramos las fotografías Reales, en la humilde biblioteca en su Palacio de Buckingham; yo no me hice de rogar por supuesto, estaba en juego mi título Real de Sir también.
La Reina Isabel II me ofreció el título de Sir Jorge, Fotógrafo de la Reina de Inglaterra. Al principio me pareció un sueño.
Los guardaespaldas de la reina me indicaron que subiera mi equipo fotográfico en una camioneta, que ayudara a sujetar la silla de Lady Kathe en su asiento y que manejara hasta el aeropuerto, mientras ellos se adelantaron con la reina para tener listos los boletos a mi llegada.
Estaba listo para un vuelo de once horas, en la clase económica de Eurowings escuchando a Lady Katharine, con su vocecilla chillona taladrarme mis oídos, contar historias de sus fotografías bucólicas de atardeceres en el bosque, tomando un té junto a su gato persa sobre las hojas de otoño.
Cuando pidieron poner los celulares en modo avión, desperté en mi cama rodeado de un silencio profundo; en un abrir y cerrar de ojos se me había esfumado la única posibilidad de obtener un título Real: Sir Jorge, fotógrafo de la Reina de Inglaterra.